El Gobierno de Fiji inauguró el viernes de la semana pasada el Instituto Confucio, institución sin ánimo de lucro creada con la finalidad de promover el desarrollo de la enseñanza y la cultura chinas. El evento sirvió al mismo tiempo para celebrar las excelentes relaciones que parecen existir entre Suva y Beijing desde el golpe de estado del 5 de diciembre de 2006, en el que el Comodoro Bainimarama tomó el poder para supuestamente acabar con la corrupción del gobierno de Qarase y que permiten la cooperación y múltiples inversiones en infraestructuras, minería y agricultura a lo largo y ancho del país. El aislamiento político y económico que Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Europa ha sometido a la nación fijiana ha permitido a China abrirse camino en el Pacífico meridional. Para el Embajador de China en Suva Huang Yong, esta claro que la inauguración es una muestra de las » intensas y fructíferas relaciones de China con el Pacífico Sur’
La presencia de los chinos no es nueva en Fiji como tampoco lo es en las Islas del Pacífico. Esta se remonta en el archipiélago fijiano a la década de 1850 y muy presente durante el período colonial británico. Los chinos, al igual que los indo fijianos han contribuido de manera extraordinaria al desarrollo de la nación. A finales de los ochenta y en los noventa el gobierno de las islas aprobó un plan para permitir a 7000 chinos originarios de Hong Kong establecerse en las islas a cambio de una contrapartida económica y la exigencia de inversión en proyectos aprobados por el gobierno. Muchos se establecieron en Suva y alrededores abriendo restaurantes y comercios unos y dedicándose a la horticultura otros. Sin embargo estos recién llegados difieren mucho en actitud de aquellos llegados en siglos pasados los cuales adoptaron el estilo de vida insular con agrado e integrándose completamente en la sociedad fijiana.
A finales de los años 90 llegaron inmigrantes procedentes del norte de la China abriendo panaderías y pequeños comercios en las aldeas creando con ello problemas de empleo y convivencia. Muchos chinos han sido asaltados y agredidos en los mercados cuando llevaban a vender sus verduras, rechazando abiertamente la competencia desleal de los asiáticos.
Más de setecientos ciudadanos chinos han entrado en el país de forma ilegal y desde 2003 incrementando los índices de prostitución, trafico de drogas juego ilegal lavado de dinero negro y pesca ilegal, basta con darse un paseo por la capital Suva para intuir las dudosas actividades a las que se entregan muchos chinos en situación ilegal. Oficiales de inmigración corruptos, a cambio de sexo y dinero han concedido de forma masiva la ciudadanía a individuos asiáticos ilegales.