Descubriendo las Islas Fiji, Kaibu & Yacata en el archipiélago de Lau

Tonga (3)

Kaibu forma parte del archipiélago de las Lau, islas muy poco transitadas y donde sus habitantes se mantienen fieles al estilo de vida fijiano o kai viti. La agricultura y la pesca se imponen como labores ineludibles para garantizar la supervivencia de las comunidades. En muchos rincones la cultura fijiana se conjuga con la tongana o esta define por completo a la sociedad. Algunas islas están mucho mas próximas a Nuku’alofa, en Tonga, que a Suva, al este de Viti Levu, capital de Fiji. La geografía se alió aquí con las ansias de conquista de Enele Ma’afuotu, jefe de alto rango quien quiso extender el dominio tongano a todos los rincones de Fiji llevando a las islas cruentas incursiones y luchas que parecían no tener fin. Entonces como ahora, el archipiélago fijiano fue encrucijada del Pacífico; tanto el aspecto físico como la cultura los fijianos muestran rasgos melanesios y polinesios, imponiéndose esto últimos en el este, al mismo tiempo región de mayor influencia occidental en siglos pasados y donde el colonialismo británico otorgo las riendas del poder político a los jefes de extracción polinesia.

Kaibu pues se alza sobre el océano, allí donde acaba la Polinesia y da paso a la Melanesia, donde gradualmente las islas van aumentando su proporción y otorgando un protagonismo mayor a la geología volcánica que a aquella madreporica que recrea diminutas islas y anillos de coral. Hace ya mas de doscientos anos que el Capitán William Bligh fue abandonado en un bote en aguas de Tonga por la tripulación amotinada de la Bounty y probablemente en 1789, fuera el navegante ingles quien junto a dieciocho de sus fieles subordinados en travesía a Timor en su ansia de supervivencia , considerada la mayor hazana de la historia de la navegación europea, encontrasen en su camino a Kaibu. Tras su paso, la isla no vio a ningún otro visitante extranjero hasta que esta fue adquirida por un español.

Los que siguieron la ruta trazada hasta Fiji, por navegantes y exploradores europeos y americanos, buques balleneros y comerciantes en busca de madera de sándalo y holoturias que establecieron sus bases operativas en la costa suroeste de Ovalau, isla del archipiélago de Lomaiviti. Fundada como estación ballenera en 1830 el desarrollo de Levuka como puerto comercial escribió los inicios de la historia fijiana a partir del contacto occidental. En 1840 la población de origen europeo alcanzaba un número aproximado de cuatrocientos; la década de 1860 supuso un periodo de crecimiento para la población obedeciendo a los sucesivos rumores de que el archipiélago pasaría a formar parte del Imperio Británico. Desde Australia y Nueva Zelanda comenzaron a llegar colonos dispuestos a participar en la prosperidad económica producida por la industria algodonera la cual había sido propiciada por el declive ocasionado por la Guerra Civil americana.

Levuka no tardó mucho en ganarse mala reputación. Las peleas y borracheras eran continuas, produciéndose noche y día en los numerosos bares y hoteles que se instalaron en esta pequeña población,mas de cincuenta, y a lo largo de Beach Street, que a un hoy conserva un cierto aire de legendario puerto de los Mares del Sur. Marineros sedientos de ginebra y entregados a los placeres de la carne, fugitivos de la justicia sin escrúpulos, ávidos y codiciosos comerciantes, románticos a la búsqueda del paraísos y doncellas misteriosas y sensuales, aventureros oportunistas y nativos fijianos que a través de la adoración a dioses paganos y sometidos a la crueldad de sus caciques, se entregaban a encarnizadas luchas, extraños rituales y el canibalismo mas despiadado. Juan Guillermo Rosa, llego hasta Levuka como polizón en un buque portugués y enamoro a Janima hija de uno de aquellos emisarios de la Sociedad Misionera de Londres que escandalizado por la perversión de los europeos y la idolatría de los fijianos establecería su cuartel general para la conversión de almas en aquel rincón remoto que se convertiría, tras la cesión a los británicos por parte del poder nativo ,en primera capital de Fiji en 1874.

Tras unos  años de residencia en distintas islas en 1872 Rosa compraría Kaibu por cuatrocientas libras, estableciendo una plantación de copra en la mayoría de sus y fundando en la isla el hogar donde criaría a sus cuatro hijos. David, nieto de Juan Guillermo Rosa, y su esposa tongana Laisa venderían la isla en 1969, sin poder resistirse a la fortuna ofrecida, a los Johnson, matrimonio americano que la convertiría en su paraíso particular. Jay Johnson, empresario millonario dedicado a la fibra de vidrio y su esposa Margie, psicóloga y propietaria de un hospital inaugurarían en 1987 el Kaimbu Island Resort (en fijiano Kaibu se pronuncia “Kaimbu”) cuya construcción duro tres anos, y para la cual contaron con ayuda de los habitantes de la vecina isla de Yacata. Hasta la década de los noventa Kaibu acogió uno de los hoteles mas exclusivos del mundo hasta que en el 2000 y tras el golpe de estado de George Speight, cerro sus puertas para caer mas tarde en manos de inversores japoneses. Los pocos privilegiados que llegaban a la isla lo hacían en avioneta privada, pagando precios astronómicos por noche que les garantizaban una privacidad total en un entorno paradisíaco lejos de todo. Hoy la isla continua siendo propiedad privada y es necesario un permiso para poner los pies en sus playas.

Kaibu & Yacata, que comparten la misma laguna y un arrecife de mas de veintidós kilómetros, están situadas a 60 kilómetros de Taveuni y 30 kilómetros de Vanua Balavu, no existe ningún servicio aéreo que enlace las islas sin embargo cada dos meses parte un barco desde Suva que en un periplo de cuatro a cinco días visita Yacata, Vanua Balabu, Tuvuca, Cicia y Lakeba. Desde Vanua Levu, isla a la que se puede volar desde la capital fijiana, se puede negociar viaje marítimo a Yacata, y a pesar de que las embarcaciones naveguen desprovistas de salvavidas y cualquier otro instrumento imprescindible para garantizar una seguridad mínima en alta mar, las tarifas no son nada económicas. El vuelo a Vanua Balavu tampoco lo es, aproximadamente FJ$ 200 y requiere efectuar la reserva con antelación, lo mismo ocurre con respecto al alojamiento. Si se pretende visitar Yacata resulta imperativo gestionar vuestra estancia en casa de alguno de los habitantes de la única aldea que existe en la isla y proveerse de todos los víveres necesarios y dinero en efectivo.