Papúa Nueva Guinea es uno de los lugares más peligrosos del mundo para ser una mujer, la violencia de género está generalizada y en muy pocas ocasiones recae la justicia sobre los agresores. Según Human Rigths Watch la policía papú está `muy raramente preparada´ para emprender investigaciones penales en aquellos casos de violencia doméstica, incluso cuando se trata de asesinato o violaciones repetidas
`Papúa Nueva Guinea es uno de los lugares más peligrosos del mundo para ser una mujer o una niña, aproximadamente un 70% de las mujeres sufre durante su vida una violación o agresión ´ relata en su informe anual el Observatorio de Derechos Humanos. Si bien este tipo de actos criminales han sido penalizados en virtud de la Ley de Protección de la Familia de 2013 , un número escaso de los agresores ha sido llevado ante la justicia. En un país donde el 40% de la población vive en la pobreza, a las víctimas se les exige el pago `para combustible´ como fórmula para emprender acciones o simplemente las ignoran. Más del 80% de la población vive en áreas rurales donde el acceso a la educación y el empleo es muy limitado. En regiones como las de las Tierras Altas, aproximadamente un 36.5% de las mujeres es capaz de leer y escribir.
Aquellas mujeres que son atacados, lo son tras haber sido acusadas de brujería. En provincias como la de Simbu, las mujeres entre 40 y 65 años de edad tienen seis veces más probabilidades que los hombres de ser acusadas de utilizar la brujería para causar la muerte o provocar una desgracia a la comunidad
Turbas violentas agreden de forma brutal a las personas que son acusadas de brujería o magia negra. Estos ataques van acompañados por la quema de viviendas, asaltos y en ocasiones asesinatos. Existe una creencia generalizada en la brujería, las causas naturales como resultado de la muerte no convencen a muchos como explicación de las desgracias, las enfermedades, accidentes o fallecimiento.
Human Watch Righs ha instado al gobierno de Papúa Nueva Guinea para que incremente su esfuerzo para que las víctimas de la violencia doméstica dispongan de una justicia y servicios de atención adecuados; las autoridades no están cumpliendo con sus obligaciones en virtud del derecho internacional para proteger a mujeres y niñas de la discriminación y la violencia familiar. Papúa Nueva Guinea registra las tasa más altas de violencia de género y junto a esta le acompañan otros asuntos que comportan la misma urgencia como son la desigualdad de género, la violencia, corrupción y es uso excesivo de la fuerza que ejercen la policía. Las mujeres están siendo ignoradas y marginadas por la sociedad y el gobierno no les está prestando ninguna ayuda o reconociendo que los autores de estos graves delitos deben ser procesados en los tribunales y de que deben ir a la cárcel.
La desigualdad de género se exacerba por prácticas sociales tales como el matrimonio temprano y forzado, la dote y la violencia doméstica y sexual generalizada. En muchos casos, la viudedad condena a las mujeres y a sus hijos a llevar una existencia precaria, el riesgo de enviudar es mayor por la existencia de diferencias y disputas tribales; el enfrentamiento entre clanes estalla por conflictos por la tenencia de la tierra, por la obligación de reparar prejuicios contra la comunidad o la posesión de cerdos, el bien más preciado. Con frecuencia a las viudas y sus hijos se les permite permanecer en las tierras o propiedad del marido difunto pero no es así cuando la causa de la muerte ha sido producida por el sida, la enfermedad conlleva un gran estigma social. En 2o10 se registraron 31. 609 casos de VIH; y la mayor prevalencia, 0.91 por ciento, se encontraba en las Tierras Altas, un poco por encima del promedio nacional de 0.8 por ciento, el que se estima disminuyó a 0.7 por ciento en 2014.