La Segunda Guerra Mundial llevó a dos millones de militares estadounidenses a ocupar bases militares a lo largo y ancho del Pacífico Sur, dejando un legado humano de al menos 4.000 niños nacidos de madres indígenas.
Durante la Segunda Guerra Mundial, las relaciones íntimas entre las mujeres polinesias y los militares norteamericanos, así como las consecuencias derivadas de dichas relaciones siguen siendo, en gran medida, un tema tapu (tabú) en las islas Samoa. Es algo que tan solo es discutido en privado, en un país que todavía encuentra doloroso reconocer las implicaciones de este episodio en su historia; l tema es delicado para una mayoría de samoanos que guardan celosamente su genealogía.
Angela Wanhallas., autora de Mother´s Darlings of the South Pacific: The Children of Indigenous women and U.S. Servicemen, World War II (University of Hawaii Press, Hawaii) , expresó desde un principio sus disculpas a los samoanos con los que estableció contacto durante su proyecto para escribir este libro ` De ninguna manera tenía la intención de causar dolor. El viaje de investigación no ha sido fácil, especialmente cuando se trata de una sociedad pequeña donde todos conocen la vida personal de todos ´.

Basado en entrevistas realizadas con muchos niños nacidos de mujeres de las Islas del Pacífico y militares norteamericanos y varias de las madres sobrevivientes, Mothers’ Darlings of the South Pacific rastrea las historias de pérdida, emoción e identidad de aquellos niños, analizando en cada capítulo el contexto de las sociedades insulares , y mostrando cómo todo esto determinó a menudo las formas en que se desarrollaron y acomodaron las relaciones íntimas durante y después de los años de guerra.
Estas relaciones se desarrollaron en las principales bases estadounidenses del South Pacific Commander, desde Bora Bora en el este hasta las Islas Salomón en el oeste, y desde las Islas Gilbert en el norte hasta Aotearoa Nueva Zelanda. El comando militar estadounidense manejó cuidadosamente los encuentros interpersonales entre los sexos, aplicando la ley de inmigración norteamericana basada en la raza para de esta manera evitar el matrimonio a través la color line o línea de color. Para las mujeres de las islas y sus novios militares estadounidenses, el matrimonio legal era imposible; dando lugar a una generación de niños sin padre, la mayoría de los cuales crecieron queriendo saber más sobre su linaje estadounidense.
Las historias orales revelan lo que los registros de los gobiernos coloniales y las Fuerzas Armadas en gran medida han ignorado, brindando una perspectiva sobre los efectos de la ocupación norteamericana que hasta ahora ha sido ignorada por los historiadores de la Guerra del Pacífico.