Nauru, una prisión al aire libre

Amnistía Internacional (AI) denunció esta semana que el trato que Australia da a los solicitantes de asilo y refugiados internados en el centro de tramitación en Nauru, en el Pacífico Sur, linda con la tortura.

En un nuevo informe Island of Despair basado en más de cien entrevistas y meses de investigación, AI asegura que la política de tramitación de las solicitudes de asilo en Nauru es un reflejo de «`n régimen sistemático y deliberado de negligencia y crueldad´.

Australia tiene convenios con Nauru y Papúa Nueva Guinea para establecer centros en estos dos países del Océano Pacífico  donde internar a los inmigrantes que intentan llegar a sus costas por la vía marítima y tramitar ahí su solicitud de asilo.

El programa australiano establece además que cuando estas personas logran el reconocimiento de su condición de refugiado, estos no son acogidos en Australia sino reubicados en terceros países.

La ONU y varias organismos han denunciado los problemas mentales graves, abusos físicos y sexuales a los que están expuestos estos internos, incluidos mujeres y niños, y que han llevado a algunos de ellos al suicidio, intentarlo o a autolesionarse.

`La combinación de la angustia mental severa de los refugiados, la naturaleza del sistema intencionadamente dañina, el hecho de que el objetivo de la tramitación en alta mar intenta intimidar o forzar a otros a alcanzar un resultado específico, supone que el régimen de tramitación se ajusta a la definición de tortura bajo el derecho internacional´, señaló AI en un comunicado.

La directora de investigación de AI, Anna Neistat, calificó el centro de Nauru como una prisión `al aire libre´ diseñada para `causar tanto sufrimiento como sea necesario para evitar que la gente más vulnerable del mundo intente buscar seguridad en Australia´.

La organización también criticó al primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, por poner como modelo su política de inmigración ante la Cumbre de la ONU para los refugiados celebrada el mes pasado.

Australia gasta anualmente alrededor de 434.511 dólares (396.129 euros) por la tramitación de las solicitudes de asilo en Nauru y Papúa Nueva Guinea, según datos de la Oficina Nacional Australiana de Auditoría citados por AI.

Muchos de los inmigrantes retenidos en Nauru y Papúa Nueva Guinea han huido de conflictos como los de Afganistán, Darfur, Pakistán, Somalia y Siria, y otros que han escapado de la discriminación o de la condición de apátridas como las minorías rohinyá de Birmania (Myanmar), o Bidún, de la región del Golfo

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