Confeccionados con fibras de pandano (Pandanus species) los paipi o estuches que cubren el pene es todo lo que los hombres llevan como vestimenta ritual en el naghol . Con sus cuerpos untados en aceite de coco y algunos de ellos portando en sus orejas grandes y hermosos hibiscos de color rojo, los niños no circundados son los primeros en saltar desde torres que pueden alcanzar 20 ó 30 metros de altura. En ocasiones se muestran temerosos o dubitativos ante el reto que entraña el salto al vacío, su edad suele ser de 7 años; superando sus miedos alentados por los ánimos entusiastas y cantos de sus compañeros adultos. Sus plataformas de salto suelen guardar menos altura que la de los hombres circundados que les siguen, lanzándose al vacío desde enclaves más elevados. Los hombres suelen dejar de saltar cuando alcanzan los 35 ó 40 años de edad.
Atadas a los tobillos se deben asegurar que las gruesas lianas cuentan con la medida adecuada, pues las tal demasiado largas provocarían que los hombres se estrellase contra el suelo. Cada saltador construye su propia plataforma y elige sus propias lianas con cuidado extremo considerando al mismo tiempo, su tamaño y peso corporal pues de esta manera nadie es responsable de los posibles daños que pueda sufrir.
Cuando los saltadores se muestran preparados para lanzarse al vacío, levantan una de sus manos y los cantos que han venido acompañando la ascensión al sigol y la preparación para el salto cesan. El silencio permite la recitación de un pequeño discurso tras el cual el saltador se desprenderá de una hoja sujeta a su cinturón. Lanzada al aire, los cantos y las danzas proseguirán; con los brazos cruzados sobre su pecho se lanzará al vacío. Los hombres deben tocar la tierra, para de esta manera fecundarla y cuando las lianas han dejado de ceder se les libra de estas, quiénes lo hacen son siempre varones, familiares o amigos del saltador.
El naghol pues, celebra la cosecha del ñame y representa un rito de fertilidad para los hombres. Cuando las lianas se tensan tras el salto, la cabeza del saltador debe tocar la tierra haciéndola de esta manera fértil para la cosecha del ñame del año siguiente, un tubérculo fibroso que necesita condiciones climáticas favorables para su crecimiento, lluvia y sol en cantidades proporcionadas.