Este fin de semana el estado de emergencia ha sido declarado en Tuvalu, en Polinesia, después de que el sureste del archipiélago sufriese el embate de intensas marejadas producidas por el ciclón tropical Pam, arrastrado y destruyendo viviendas, centros comunitarios y huertos; además deponer al descubierto las tumbas de los cementerios y provocando con ello problemas de salud y seguridad.
Claire Shave, portavoz de la Cruz Roja, ha informado de que la situación en las islas periféricas es muy mala; afectando la grave situación a una gran parte de la población. El Primer Ministro de Tuvalu, Enele Sopoaga, ha informado que que casi la mitad de la población, 9876 habitantes según el censo de 2013, ha sido desplazada por la tormenta, la mismo que ha arrasado a Vanuatu, en la Melanesia. El 45% de los nacionales de Tuvalu reside en las llamadas islas ex teriores, frágiles atolones de coral que apenas si se elevan unos metros sobre el nivel del océano. La principal preocupación en estos momentos para las autoridades locales es suministrar alimentos, medicinas y agua y subsanar cuanto antes las deficiencias sanitarias provocadas por Pam.
La República de Kiribati, en Micronesia, ha sufrido también las fuertes marejadas provocadas por el ciclón tropical Pam, destruyendo parcialmente el The Dai Nippon Causeway puente que conecta Betio y Bairiki, dos de los núcleos urbanos más poblados del atolón de Tarawa y por donde transita la mayoría de las mercancías y combustible. Las severas condiciones climáticas no han permitido hasta la fecha su reconstrucción.