Anote Tong, presidente de la República de Kiribati, informó este pasado lunes durante el discurso de apertura del Congreso `Our Oceans´ en Washington que su país, enclavado en la Micronesia, impondrá a partir de enero de 2015 una prohibición a la pesca comercial en una franja de océano de más de 400.000 kilómetros cuadrados; convirtiéndose en un santuario marino para los atunes, tortugas, tiburones y peces de arrecife. Esta zona marítima incluirá la llamada Phoenix Islands Protected Area (PIPA) importante enclave para el desove del atún y designada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en 2010 y en razón de su ecosistema coralino único y otros hábitats de las profundidades marinas. Kiribati ya había dado un paso inicial en la prohibición de la pesca comercial instaurando esta en un área de doce millas náuticas alrededor de cada una de las islas que comprenden el grupo de las islas Line del sur y las ocho islas del archipielago de las Phoenix para los buques foráneos de pesca del atún.
El Congreso que se extendió durante dos días, enfoco su interés en las prácticas de pesca insostenibles, la contaminación marina y la adificación de los océanos, los cuales absorben grandes cantidades de dióxido de carbono que contribuye al cambio climático; aumentando la acidez de los mares y perturbando el delicado equilibrio que la vida marina necesita para sobrevivir.
Según muestran las investigaciones en la actualidad, un tercio de las reservas pesqueras están sobreexplotadas y el resto están siendo explotadas a un ritmo que será insostenible para alimentar a la creciente población mundial. Las zonas marinas protegidas pueden fomentar la recuperación de las poblaciones de peces, pero también pueden ayudar a reducir el impacto de la contaminación y la acidificación de los océanos. Las flotas pesqueras internacionales compuestas por embarcaciones industriales equipadas con redes de cerco y dominadas por empresas españolas, asiáticas y norteamericanas, convergen en la actualidad en aguas del Pacífico Central y Pacífico Occidental trás haber agotado los caladeros del resto del mundo. Las flotas pesqueras vasca y gallega faenan en aguas próximas al atolón de Kiritimati (Christmas).
Kiribati, al estar compuestos por atolones de coral que apenas se alzan unos pocos metros sobre el nivel del océano, está experimentando ya el aumento de los niveles de las aguas marinas como consecuencia del cambio climático. El país se enfrenta a la erosión de sus costas, mareas inusualmente altas, la reubicación de aldeas hacia el interior insular y la perdida de áreas agrícolas debido a la filtración de aguas salobres en el subsuelo. `El cambio climático es el desafío moral más grande de nuestro tiempo´, dijo en los Estados Unidos Anote Tong. `Los más altos niveles de dióxido de carbón, el aumento del nivel del mar y la acidificación de los océanos también matan a los arrecifes de coral y causan zonas muertas en las aguas oceánicas, zonas en las que prácticamente ningún ser vivo marino subsiste´.
El anuncio del presidente de Kiribati coincidió con el del presidente Barack Obama, quién en un futuro dará a conocer las medidas planeadas para ampliar las zonas marinas protegidas en sus posesiones insulares del Océano Pacífico y que se componen de más de 580.000 kilómetros cuadrados de océano; aunque estas islas y atolones están deshabitados y no sufren la sobre explotación pesquera o la contaminación de sus aguas y ecosistemas marinos.
`Las pérdidas de ingresos proyectadas pesaron mucho en nuestra consideración, pero en el análisis final tomamos la decisión de continuar con estrategias sostenibles efectivas´, explicó Tong. Kiribati depende de los ingresos de las licencias de pesca comercial El pescado y el albumen seco de coco constituyen la mayor parte de la producción y exportación de la nación micronesia, por lo que la prohibición sobre la pesca comercial tendrá un efecto muy significativo en ciertas áreas de la economía. Hacer frente al cambio climático – destacó Tong- `no tiene ya nada que ver con la economía, . No es un juego político; `Ahora se trata de lo que debemos hacer juntos como ciudadanos globales responsables. Ningún país puede hacer nada por sí mismo para llevar a cabo el tipo de cambios necesarios ´.
El ejemplo de Kiribati , con toda probabilidad será seguido por países como a Palau, también en Micronesia, donde el presidente Tommy Remengesau recientemente ha sugerido el cierre de la totalidad de su Zona Económica Exclusiva a la pesca comercial; así como las Islas Cook en Polinesia y Kanaky Nueva Caledonia en la Melanesia donde se estudia la cantidad de pesca que debería permitirse en sus áreas protegidas, más grandes incluso que la de las islas Fénix.
Las islas Phoenix se extienden sobre 65.000 kilómetros cuadrados de océano Pacífico, muy pocos habitantes de Kiribati habitan en sus remotos atolones de coral; la gran mayoría lo hacen las islas Gilbert situadas a 1000 kilómetros al oeste y donde se enclava el atolón de Tarawa sede de la capital Bairiki. Del mismo modo lo hacen en las Line, grupo insular que acoge a Kiritimati el atolón con mayor superficie de tierra firme del planeta. De todas los atolones del grupo Phoenix, el único permanentemente habitado es Kanton (Abariringa) que además conserva uno de los últimos ecosistemas coralinos intactos del planeta.