La República de las Islas Marshall, en la Micronesia, ha demandado ante el Tribunal Federal de Distrito en San Francisco (California) y la Corte Internacional de Justicia de La Haya (Holanda) a las nueve potencias nucleares que hoy existen en el mundo, por cometer una flagrante violación contra la humanidad. La demanda va especialmente dirigida a los Estados Unidos de América: Los habitantes de las Islas Marshall fueron víctimas de los ensayos nucleares que los norteamericanos llevaron a cabo en los atolones de coral donde habitaban. Entre 1946 y 1958 detonaron sesenta y siete bombas atómicas entre las que se incluye Bravo (1954) , de 15 megatones y mil veces más potente que la lanzada sobre Hiroshima (Japón), haciendo sufrir efectos físicos, sociales y medioambientales irreversibles. En la actualidad la cultura de los atolones de Majuro, Rongelap, Eniwetak, Bikini y Kwajalein ya no es viable. Los efectos psicosociales son traumáticos; las tasas de suicidio se sitúan entre las más elevadas del mundo. Los isleños parecen no encontrar significado a sus vidas porque simplemente fueron deliberadamente desposeídos, desarraigados de sus condiciones naturales de existencia y contaminados por la radiación.
El gobierno de Washington prometió proteger los intereses, derechos y libertades fundamentales de los habitantes de las Islas Marshall Marshall; sin embargo hicieron todo lo contrario, dejando una herencia nuclear espeluznante representada por niños paralíticos que no hablan ni crecen. La acción legal se ha iniciado para denunciar todos estos hechos. Las demandas no persiguen la indemnización económica como subraya Tony de Brum , Ministro de Asuntos Exteriores de la República de las islas Marshall, si no como una suerte de promesa de que las atrocidades cometidas sobre los micronesios y los daños irreparables derivados de los ensayos nucleares, no tengan que ser experimentados nunca más por ningún otro pueblo del mundo.
La nación micronesia censura a los Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, Israel, India, Pakistán y la República Popular Democrática de Corea y demanda la aplicación del capítulo VI del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) que en 1970 comprometió a norteamericanos, rusos, franceses y chinos a desmantelar su arsenal atómico. Aunque hay una reducción ostensible desde la época de la Guerra Fría, la presentación legal de Islas Marshall afirma que se cuentan 17 mil ojivas atómicas, 16 mil de las cuales pertenecen a Rusia y Estados Unidos, una cifra más que suficiente para acabar la vida del planeta. Según el gobierno de Islas Marshall, llama la atención de que en vez de desmantelar su arsenal, Gran Bretaña, con un inventario de 225 cabezas nucleares se halla en medio de un proceso de incorporar los lanzamientos de ojivas a los submarinos Triden
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