A principios de la década de 1830 el segoviano Manuel José de Frutos Huerta abandonó el `Elizabeth´, buque ballenero norteamericano en el que surcaba las aguas de Aotearoa Nueva Zelanda desembarcando en Awanui, cerca de Ruatoria en el área de Waiapu, en la Costa Este de la Isla del Norte (Te Ika-a-Maui) . Ya había estado otras veces en aquellos remotos paisajes, aunque en aquella ocasión decidió no regresar a Perú y quedarse allí para siempre; aprovechando la escala del barco para repostar víveres y concedido el permiso para bajar a tierra. La leyenda cuenta que su decisión fue tomada tras quedarse absorto ante la belleza de unas jóvenes māori que desnudas recolectaban kai moana (mariscos) a orillas de la playa. Quizás por este motivo decidió desertar y comenzar una nueva vida, lejos de todo. Cuando la tripulación, junto a la guarnición británica residente, emprendieron su búsqueda, nunca lo encontraron, nadie se imaginaba que pudiera haberse escondido bajo las faldas de una mujer māori!
En Port Awanui aunque esta vez teniendo como base tierra firme, continuó dedicándose a las ballenas; descuartizándolas en una próspera comunidad māori y creciente asentamiento europeo, hasta prosperar y más tarde convertirse en comerciante. Manuel José tuvo cinco esposas , todas de la iwi o tribu de los Ngāti Porou: Te Here-kaipuke, primera esposa a la que cariñosamente llamaba Tapita; Te Auwhi a la que dio el nombre de Kataraina o Catalina (hermana de Te Here-kaipuke, Maraea de Te Whanau-a-Takimoana), Mihi Taheke de Te Whanau-a-Hinepare y Uruhana , llamada también Maraea Ruihi, de Te Whanau-a-Hinekehu. De los cinco hijos de Manuel y Tapita Te Here-kaipuke uno murió en la infancia. Neri Manuera fue su progenitor. Cada una de sus otras cuatro esposas tuvo un hijo; todos ellos le convirtieron en abuelo de cuarenta y dos nietos y bisabuelo de 299 bisnietos. Los mā ori describirían más tarde a Manuel José como un joven castellano atractivo, alto, fuerte,; de piel clara, ojos azules y de largos cabellos rojizos. Voz portentosa y gestos expresivos, rasgos sin lugar a dudas que atrajeron a las mujeres locales, aunque alguno de sus matrimonios pudo haber obedecido a intereses propios de los jefes de la región.
En la actualidad más de 16.000 personas descienden de aquel joven intrépido y emprendedor, son conocidos en Aotearoa Nueva Zelanda como los Paniora ( `los españoles´) de la iwi o tribu Ngāti Porou, quién los considera una o hapū en si misma (subtribu o clan) . Por línea paterna tomaron el apellido Manuel; los descencientes del hijo de Mihi Taheke, Hori Waikari, el nombre de Waikari que fue dado por el líder de los , Te Kani-a-Takirau, p Ngāti Porou para conmemorar la muerte de su propio hijo, Te Waikari-a-Takirau.
Poseedores de una cultura de tradición oral, los Paniora no olvidaron sus orígenes españoles aunque si algunos aspectos de su turangawaewae, hasta que en 2005 y gracias al documental que rodó Diana Burns, periodista residente en Wellington descubrieron que este, estaba en Valverde de Manjano; un pueblecito de unos 1000 habitantes a escasos 15 kilómetros de Segovia en España. Allí, Manuera, como así le llamaban los māori , había nacido de madre panadera y padre comerciante de lana, José de Frutos y María Huerta el 31 de enero de 1811. A partir de aquel momento,la población castellana se convertiría `en el lugar donde ponerse de pie y hablar´ en el añorado turangawaewae de los Paniora. El término turangawaewae, en un sentido amplio, abraza la identidad de una persona como māori haciéndolo desde la esfera cultural, lingüística y emocional. La única manera de poseer turangawaewae, en el sentido de poder reclamar una afiliación a lugar en particular o a un marae, es a través de la whakapapa o lazos genealógicos; la conexión ancestral a un lugar particular. Un marae es en términos generales, el lugar de reunión social, cultural y ceremonial de la comunidad, no describe a un edificio en particular, si no el conjunto de edificios y espacios donde se llevan a cabo los encuentros ceremoniales. El espacio abierto que se encuentra en frente del Whare Nui o casa de reunión, recibe el nombre de Marae atea y es el que cruzan los manuhiri o visitantes durante la ceremnia de bienvenida powhiri.
`… Mis padres y abuelos hablaban de un valle verde o una pradera verde. Decían que de allí venia mi bisabuelo José Manuel…´, le comentó una anciana a Burns cuando junto a dos amigos españoles, Álvaro Toepke y Ángel Serrano se encontraban grabando `Debajo de tus pies´, un documental que relata la hipotética llegada de marinos españoles a Aotearoa Nueva Zelanda en el siglo XVI, 200 años antes de Abel Tasman y James Cook y que al mismo tiempo cuenta la historia de los propios Paniora. En febrero de 2006 se presentó en el marae de Rangitukia , actuando como altavoz del descubrimiento de los orígenes de aquel español del que descendían las gentes del valle de Waiapu.
Los comerciantes europeos lo conocían por José Manuel o Emanuel Josef, nombre este último con el que él antropologo neocelandés Bob McConell , quién más tarde sería contactado por Diana Burns, se había encontrado en 1980 en un documento de la época el cual hablaba de las actividades comerciales del español; en su promesa de investigar las raíces familiares de su esposa Vivienne, cuarta generación de los `josés´ como se refieren así mismos los Paniora. El mismo año ambos publicaron Olive branches, un registro de los descendientes de Manuera; una labor en la que invirtieron varios años y que traza el árbol genealógico de estos polinesios de sangre española ; localizando a 6300 descendientes número que se vería incrementado con el paso del tiempo y ampliada su esfera geográfica a otros países.
Desde que los Paniora encontraron su whakapapa, se han producido varios encuentros entre españoles y māori. El primero fue con Su Majestad el Rey de España, D. Juan Carlos de Borbón, quién en una recepción a la colonia española con motivo de un viaje oficial Aotearoa Nueva Zelanda en 2009, tuvo al mismo tiempo un encuentro con algunos Paniora y se llevó consigo el libro Olé José escrito por McConnell. En 2007, una delegación de polinesios visitó Valverde del Majano y en la Navidad de 2010, un grupo de vecinos del pueblo segoviano , liderado por su alcalde, lo hizó a Aotearoa Nueva Zelanda. Allí formalizaron los lazos con Gisborne, convirtiéndose en uno de los hermanamientos entre ciudades más distantes del planeta. En el año 2012 cuarenta y ocho descendientes de Manuel José recorrieron los 19.500 kilómetros que separan Auckland de Madrid para sentir bajo sus propios pies, la tierra de sus tipuna. Fue para todos, una experiencia inolvidable.
En la década de 1850 Manuel José era ya considerado tanto por los europeos como por māori como el comerciante más destacado del territorio de los Ngāti Porou , extiendiendose desde Pōtikirua , en el norte, hasta Te Toka-a-Taiau al sur, en Gisborne. Aunque no fue del todo aceptado entre los colonos británicos, si lo fue entre los Tangata Whenua ; conviviendo con la familia inmediata de su principal esposa Tapita Te Here-kaipuke y compartiendo su cultura originaria con los polinesios y estos con él. Se dice que era aficionado a cantar por las noches y que sabía cómo tratar y entretener a las gentes, un aspecto de su personalidad que atrajo a los māori aunque tampoco dejó de suscitar ciertas envidias entre sus compañeros varones.
Te Kaitu, el padre de Tapita Te Here-kaipuke, formaba parte del Pai Mārire, culto māori fundado en Taranaki por el profeta Te Ua Haumene y que floreció en la Isla Norte entre 1863 y 1874; incorporando elementos espirituales polinesios y bíblicos, prometia la liberación de los māori de la dominación pākehā u occidental. En julio de 1865 Samuel Deighton , magistrado residente en Wairoa, estando acampado en las cercanías de Rangitukia en el pa de Hatepe y preparándose para entrar en combate en Pakairomiromi contra las fuerzas de Pai Mārire o Hauhau como llamaban los europeos, informó por carta a Sir Donald McLean, político y oficial de gobierno de la época, de que uno de los hijos del segoviano había sido arrestado bajo sospecha de espionaje, expresando al mismo tiempo sus inquietudes con respecto a De Frutos Huerta; indicando en la misiva su intención de arrestar al extrajero e incluso amenazar con dispararle si la sospecha de sus simpatía hacia los rebeldes māori se confirmaba. Con el tiempo, los del Hauhau, saquearon su comercio en Te Awanui.
En el año 1861 el castellano estableció un puesto comercial en Te Awanui, enclavado entre la bahía de Waipiro y la desembocadura de rio Waiapu. Un olivo que sigue en pie, arraigando sus raíces a la tierra del `País de la Larga Nube Blanca´, marca el lugar donde levantó su comercio. En 1873 abriría otra tienda en Tikapa situada en la orilla oriental del rio y próxima a Waiomatatini donde se dice que introdujo el arado y el arbusto de la aulaga. Manuel José de Frutos Huerta falleció en Tikapa en fecha desconocida. Los últimos días de su vida los paso contando a aquellos que quisiesen escuchar, la historia de su vida singular, un español que apenas si hablar una sola palabra de Te Reo Māori se encontró en tierra extraña y lejana y, sumergida en un conflicto entre polinesios y colonos occidentales por la tenencia de la tierra y la supervivencia física y cultural.
En 1981 en su honor y como iniciativa de Vivienne McConnell, sus descendientes se reunieron en el marae de Rahui en Tikitiki. Eran dos mil personas que más tarde levantarían un mausoleo funerario que guarda la tumba del tipuna, en el monte Taumata-o-Matawhaita en Tikapa y con vistas al río Waiapu. Aquella fue la primera reunión oficial de los`españoles´, desde entonces se celebra cada diez años en Tikitiki. Son tres días en recuerdo de Manuel José , una gran fiesta a la que llegan māori de todos los rincones de Aotearoa Nueva Zelanda y otros lugares del planeta; donde la haka se fusiona con la sensualidad del flamenco En 1991 los Paniora volvieron a reunirse con éxito de asistencia, las mujeres cubiertas con mantillas y tocadas con peinetas, los hombres montando a caballo con sombreros cordobeses; más tarde , en 2001 bautizando el encuentro de familiares como la `fiesta de la década´, tal cual en español, ondeando banderas de España y escenas de tauromaquia en tapices y paneles; recogiendo lo tópico que recrea el imaginario neocelandés. Ni faltriqueras ni refajos, ni monteras o moños de picaporte, simplemente una sincera muestra de orgullo identitario que honra a los antepasados y al linaje.
Libros sobre los Paniora de Aotearoa Nueva Zelanda para consulta online:
Olive Branches de Robert Neill McConnell (Teira Naahi Publishing Ltd, NZ 1991)
A Record of the Descendants of Manuel Josef, Whaler and Trader of Port Awanui, East Coast, N.Z.
Olé José de Robert Neill McConnell (Teira Naahi Publishing Ltd, NZ 1982)
The Jose Manuel Whanau Reunion. A Record of the Descendants of Manuel Josef, Whaler and Trader of Port Awanui, East Coast, N.Z.
Enlace de Interés: Paniora ! mitología māori y flamenco sobre el escenario