Escritura jeroglífica de Isla de Pascua en documentos españoles y signos rongorongo tardíos en tabletas ika

Escritura jeroglífica rapanui en documentos españoles

y signos rongorongo tardíos en tabletas ika.

Francisco Mellén Blanco

Asociación Española de Estudios del Pacífico

Publicado en el 2008 en: “NAVIGARE NECESSE EST. Estudios de  Historia Marítima en honor de Lola Higueras”, págs. 395-413. Edición de Luisa Martín-Merás, Fundación Alvargonzález, Gijón.Corregido en 2010.

Abstract

The facsimile of the signs hieroglyphic rapanui is presented carried out in 1770, during the taking of possession of the island of Easter for the Spaniards, and an analysis of different translations of the same ones is made. They are also examined shortly the signs late rongorongo corresponding to the writings of Metoro and Tomenika, and those registered in some pills ika that don’t correspond to the writing classic rongorongo for their constitution.

The studies contributed by different investigators or investigators’ schools make sense: 1º) a hypothesis that the possible translations that are making refer to a completely unknown writing for the pascuenses of the XIX century, for the loss of the maori rongorongo, (aspect already known by the specialists of the topic); 2º) the knowledge of some pascuenses of several more other classic grafemas of the type ta’u or va´e-va’e, with those that developed a late, much coarser and poorer writing that the classic that was used in time of the Christian acculturation.

This can open a door of help in the interpretation of some of the grafemas classic nemotécnicos leaving of the late signs of the XIX century. It is in this last time where one should investigate the religious songs, the legends rapanui, the games kai-kai, etc. to interpret the late grafemas and later to extrapolate them to the texts of the classic writing.

 Resumen

Se presenta el facsímil con signos jeroglíficos de la toma de posesión de la isla de Pascua por los españoles en 1770 y se hace un análisis de las distintas traducciones del mismo. También se examina brevemente los signos tardios rongorongo correspondientes a los escritos de Metoro y Tomenika, y los registrados en algunas tabletas ika que no se corresponden con la escritura clásica rongorongo por su constitución.

Los estudios aportados por diferentes investigadores o escuelas de investigadores indican: 1º) una hipótesis de las posibles traducciones que hacen referencia a una escritura completamente desconocida para los pascuenses del siglo XIX, por la pérdida de la maorí rongorongo, (aspecto ya conocido por los especialistas del tema); 2º) el conocimiento de algunos pascuenses de varios grafemas clásicos más otros signos del ta’u o va’e va’e, con los que desarrollaron más tarde una escritura rudimentaria y más pobre que la escritura clásica, que fue utilizada en el tiempo de la aculturación cristiana, principalmente en el leprosario.

Esto puede abrir una puerta a la ayuda en la interpretación de algunos de los grafemas nemotécnicos clásicos que aparecen en los signos de finales del siglo XIX. En este último tiempo es donde se debe investigar las canciones religiosas, las leyendas rapanui, los juegos de kai-kai, la historia y leyendas de la isla de Rapa, etc, para interpretar más tarde los grafemas y después extrapolar los textos a la escritura clásica.

*****

Los primeros signos jeroglíficos de la escritura pascuense conocidos por los occidentales fueron recogidos en un manuscrito español de 1770. Dicho documento acompañaba al acta de la toma de posesión de la isla por parte española. Estaba firmado por los oficiales que asistieron al acto religioso-militar en la zona del Poíke, al NE. de la isla, y también por tres presuntos jefes rapanui que lo hicieron con signos jeroglíficos. Como complemento del acto se colocaron tres cruces de madera, una en cada uno de los tres cerros Ma’unga Parehe, Ma’unga Vaitu Roa-roa y Ma’unga Tea-tea.

El propio Comandante Felipe González escribía lo siguiente sobre esta ceremonia:“…con lo que se finalizó este acto, firmando el de posesión los indibiduos que correspondía y tres Yndios de los que allí havía como en numero de 300” y el piloto de la fragata Santa Rosalía, Francisco Aguera Infanzón, que estuvo presente en el acto del Poíke anotaba en su Diario “…y para mayor corravoración deste acto tan serio firmaron algunos de los Yndios concurrentes gravando en el documento testimonial ciertos caracteres según su estilo.” Es por tanto seguro que fueron signos hechos por rapanui, lo que desconocemos es en el sentido que los escribieron y su significado.

El manuscrito que recoge las firmas fue presentado por el historiador peruano Manuel González de la Rosa en el Anthropological Institute de Londres el 9 de diciembre de 1873, y el facsímil de las firmas rapanui fue publicado por primera vez en el “Journal of the Royal Anthropological Institute of London”, vol. 3, lámina XXVII,  de 1874. En esta publicación el Sr. González de la Rosa contestaba en las páginas 382 y 383  la ponencia “The Hieroglyphics of Easter Island” del Sr. J. Park Harrison, con el título “Discusión”. El facsímil de las firmas de los tres jefes rapanui está reproducido en sentido vertical en tres líneas. La primera línea de la izquierda contiene ocho signos, la segunda, cuatro, y la tercera línea un signo que representa un hombre pájaro o tangáta-mánu. Desconocemos también cuantos signos escribió cada jefe rapanui, aunque es posible que el primero lo hiciera con ocho signos, el segundo con cuatro y el tercero con uno, según las líneas que aparecen en el facsímil.¿Por qué el Sr. Harrison indicaba que estaban representados en sentido vertical? La hipótesis se basaba en que el último signo que representa un tangáta-mánu, es un grafema clásico de la escritura rongorongo y generalmente no aparece grabado en las diversas tabletas en sentido horizontal.

Facsímil de las firmas de tres jefes indígenas de la isla de Pascua, recogidas en el documento de la toma de posesión de dicha isla por los españoles, en 1770.

Hipótesis de interpretación  de los signos

Park Harrison  afirmaba en la página 528, adjunta a la lámina de los signos publicados en el Journal of the Royal Anthropological Institute de 1874, que el grafema de la derecha representado por el tangáta-mánu era la firma del rey de la isla: “The symbol to the right is assumed to be the signature of the king of the island”. Los caracteres de la columna del medio corresponderían al nombre de un jefe de menor grado o a un sacerdote, y los signos de la columna de la izquierda formarían un nombre común: “form a single name”. Esto es lo que escribió sin base científica alguna al respecto.

Si analizamos los grafemas podemos intentar catalogarlos de la siguiente manera:

1.).- Encuadrados en la escritura clásica de las kohóu rongorongo.

2.).- Relacionados con otra forma de escritura rapanui.

3).- Grafemas desconocidos.

En el apartado 1, estaría el grafema de la línea derecha correspondiente al tangáta-mánu, y quizás el tercero de la columna del medio.

En el 2,  se pueden dividir en dos grupos: a) relacionados con la escritura ta’u; b) relacionados con escritura va’e-va’e.

En el grupo ta’u podemos incluir también el grafema tercero de la segunda columna y con ciertas reservas el primero comenzando por la parte superior de la línea de la izquierda.

La escritura ta’u fue dada a conocer por la Sra. Routledge en 1915, habiendo logrado de un anciano pascuense llamado Tomenika (Domingo), originalmente Vaka Tuku Onga, de la tribu Koro Orongo, un documento manuscrito con signos a tinta, que se diferenciaban de los clásicos kohóu rongorongo.

Al grupo relacionado con la escritura va’e-va’e, pertenecen el primero de la segunda línea, signo “vírgula” o “paréntesis”; el segundo de dicha línea, grafema komari, y con muchas reservas los signos cuarto, séptimo y parte del octavo de la línea de la izquierda.

Este tipo de escritura, denominada va’e-va’e, fue descrita por Ramón Campbell y Jorge Silva en 1970, y proviene de los signos encontrados en una pieza de madera en forma de pez “ika”, que se conserva en el Museo de la Concepción (Chile), desde 1888.

rongorongo

Tableta “ika”  con escritura  va’e-va’e, en el Museo de la Concepción (Chile).

Es muy probable que los rapanui del último siglo partiendo de la escritura clásica de las kohóu rongorongo habrían seguido un proceso degenerativo hasta llegar a los signos lineales ta’u o va’e-va’e, más rudimentarios y menos artísticos, practicados por personas con escasos conocimientos del significado de los grafemas clásicos y con poca soltura en el grabado o dibujo de estos signos.

Los demás signos entrarían en el grupo 3, de los desconocidos.

Por otra parte, contrariamente a lo que dicen algunos investigadores, entre ellos Fischer, en ese tiempo los pascuenses ya tenían escritura y no precisamente copiada de los signos españoles. Como prueba de ello es que es que una persona ágrafa no haría semejantes signos y menos el dibujo de un solo trazado del tangáta-mánu que aparece en la tercera columna. Lo digo por haber trabajado con personas analfabetas y ágrafas, lo primero hay que enseñarles a coger el lápiz o la pluma y después a hacer “palotes” (trazos rectos y verticales de escritura) para que vayan cogiendo soltura y comenzar a aprender los diferentes signos de un alfabeto.

Intentos de traducción

Durante mis primeras estancias en isla de Pascua, en los años 1975 y 76  tuve bastantes conversaciones con algunos ancianos pascuenses (D.José Fati y D.León Tuki, entre otros), a fin de obtener algún significado de los signos del manuscrito español.  La totalidad de los informantes desconocía lo que significaban, conociendo todo lo más un par de grafemas de los que componían las firmas antiguas rapanui. En 1984, un día, hablando con D. Leonardo Pakarati, me dijo que él conocía el significado y la traducción. Estuvo conmigo varias horas, leyó los signos en sentido horizontal y no vertical como estaban publicados por Park Harrison y me escribió en una hoja de agenda el significado de dicha escritura jeroglífica traducido al rapanui con el texto siguiente:

 Tai moroki – he hanga i roto i te vai kava – ki te takatore – he papa kiroto i te kaka maika – he veri – he hue – he a mo he iri – he tu u ki te hare – he kao ta ana – he nake – koro Manu he ui.

Escritura de Leonardo Pakarati sobre la traducción de los signos de 1770.

La traducción literal en castellano es como sigue:

Marea baja – quiere el (takatore) molusco del interior del mar – lo pone en una hoja de plátano tapado – limpio – y guardó – se lo llevó al hombro y se fue – llegó a la casa – prepara curanto – (recordando espíritu de su papá) – en la fiesta de “Manu” (pájaro).

Leonardo señaló que el término takatore era un ente del mar, que aunque lo tradujo por molusco sin especificar, puede ser también una actinia o anémona de mar.

Comprobando algunos vocablos en el Diccionario del Padre Sebastián Englert y de  Jordi Fuertes vi que se correspondía con la traducción dada por Leonardo. De todas maneras quise averiguar por otras fuentes si la traducción rapanui al castellano era del todo correcta y envié la misma en 1987 a Dña. Ana María Arredondo, quien con la ayuda de D. Benedicto Tuki y D. Kiko Paté me dio la siguiente versión:

 Saca moroki – takatore de la orilla (bahía) – y los pone en una hoja de plátano – y lo pone al hombro – y la lleva a su casa – donde los reparte a todos – en la fiesta del pájaro.

El término tai aquí es traducido como pequeño bicho, pez de mar. La expresión he nake me indicó Ana María que era desconocida, aunque antiguamente se usó he nakinaki como “no te apures” o “espérame” y así lo recoge Englert en su Diccionario. Para Kiko Paté he ao a na nake significaría “a todos”.

Unos años después estando en isla de Pascua el Dr. Jesús Conte,  pedí su colaboración para ver que traducción podía darme al respecto. Con la ayuda de D. Alberto Hotus me dio la siguiente:

Entró en el mar, recogió el “takatore”, lo envolvió en corteza de plátano, lo echó al hombro y se lo llevó a su casa, allí todos comieron. Koro Manu preguntó.

Koro Manu alude a los niños y niñas dejados por sus padres a la edad de nueve años en el “motu” para su formación. Los niños se preparaban para tangáta mánu o como ayudantes suyos o con los maori tangata kohou rongorongo, y las niñas si resultaban vírgenes, las llevaban a su cueva Ana o keke (las neru).

 Como se aprecia en estas tres versiones existen algunos matices de traducción distintos, especialmente en la parte final, pero prácticamente el contexto es el mismo.

Pensaba entonces en hacer un trabajo sobre este tema cuando, otra de las personas que solicité participara conmigo en la hipotética posibilidad de traducir los grafemas del manuscrito español, me envió su respuesta. Se trataba del entonces juez de la isla D. Fernando Igualt Ansted, en carta del 27 de diciembre de 1987 me envió adjunto la traducción que hizo ante él Leonardo Pakarati, dibujando cada signo acompañado de su respectiva traducción al rapanui. La forma de lectura fue la misma que empleó en 1984, o sea en sentido horizontal y empezando por la parte izquierda. Mi sorpresa fue enorme al comprobar que nada tenía que ver con lo traducido hacía tres años, lo que me recordaba a Metoro delante del Obispo Jaussen, que cada día leía los signos de la tableta de forma distinta al día anterior. Por cierto, es necesario corregir el nombre de Metoro, su trascripción correcta es Ure a Toro Tau a Ure, que era su verdadero nombre.

Signos dibujados, con su significado en rapanui y traducidos al español por Leonardo Pakarati.

Esta vez Leonardo leyó los grafemas así:

Hakapiri – i to matou ina – i te ora hoou – tapu – he iri o matu – ko ia ko to ona varu a – He iri ki runga ki te maunga – he hakapiri tu hunga nui – he manava more o mahatu – hanga rahi.

Cuya traducción literal al castellano fue:

Motivo – Tener dentro o unido –de nuestro corazón – como vida nueva – Estamos dentro – Sagrado – Vámos – juntos con tu espirítu – caminando al cerro – Repartiendo – Repartiendo el corazón – quiero mucho.

De nuevo hice una serie de consultas sobre esta traducción entre diversas personas estudiosas de la cultura rapanui, que dio los siguientes resultados.

El Dr. Horst Cain y Dña. Annette Bierbach me respondieron, corrigiendo a su vez la ortografía, porque aplicando las reglas de los idiomas polinésicos estaba mal escrito el texto. Según ellos debía ser:

Hakapiri – i to mātou ‘ina – i te ora ho’ou – Tapu – he iri, ‘o matu! – Ko ia ko to ona varua – he iri ki ruga ki te mauga – he hakapiri tuhuga nui – he manava more o mahatu – haga rahi. Y su traducción al español: Unidos (estamos, estemos) – en nuestro no (rechazo) – de la vida nueva (extranjera). – Sagrada (es) – la subida, vamos! – El con su espíritu – sube arriba al monte – para reunir grandes sabidurías (la gran sabiduría, tradición) – añorada (anhelada) del corazón, – (el) gran querer (amor). Entre paréntesis las palabras que se podrían, quizás, añadir. La interpretación que dan del texto parece ser “un llamamiento nativista al rechazo de las costumbres extranjeras y a la preservación de las tradicionales”.

Por otra parte recibí también la traducción que hicieron una vez más, D. Alberto Hotus y el Dr. Jesús Conte. Estas personas también coincidieron en que estaba mal transcrita y debía ser:

Hakapiri, i to mātou, i te oro ho’ou. Tapu. He iri o mātou, ku ia ko to’ ona varua, he iri ki runga ki te ma’unga, he hakapiri Tuhunga Nui, he manava more o mahatu, hanga rahi.

Su traducción española es:

Juntamos nuestros ralladores nuevos. Prohibimos. Subimos y él con su espíritu. Subimos al cerro, nos juntamos con Tuhunga Nui, que estaba desolado en su corazón por el (fallecimiento del) ser querido. Las palabras incluidas en el paréntesis son fuera del texto. Estos autores señalan que sobra el término ina, y que en la última parte hay vocablos tahitianos como varua = espíritu y mahatu = corazón. Tuhunga Nui, es nombre propio de persona.

En esta traducción cambia bastante el texto, pues aparece un personaje Tuhunga Nui desconocido en las dos traducciones anteriores. He preguntado a numerosas personas el origen de ambas leyendas y nadie me ha sabido responder de donde proceden. Es cierto que todos los que han conocido a Leonardo Pakarati decían que inventaba muchas leyendas, pero es de suponer que de alguna narración polinésica o tal vez de cantos o salmos antiguos pudiera venir algunas de las ideas citadas al respecto y en ese camino se debe investigar.

También y al observar algunas frases me recordaba lo escrito por Campbell respecto a la influencia misionera en la cultura pascuense. Parece posible una tendencia religiosa cristiana en las frases: “Vámos – juntos con tu espirítu” o “Subimos y él con su espíritu”, que en nada tendría que ver con temas polinésicos. Es un clásico fenómeno frecuente de aculturación en medios primitivos al ser convertidos en este caso al catolicismo. Lo mismo que ha sucedido con el documento de Tomenika y que citaré más adelante.

Para sorprender y confundir más a los estudiosos de la escritura jeroglífica pascuense, otro investigador moderno da una versión totalmente diferente a las anteriores. Se trata del ruso D. Sergei V. Rjabchikov, que en sus artículos descifra e interpreta los grafemas de las kohóu rongorongo y ha publicado numerosos trabajos de las diversas traducciones hechas sobre las citadas tabletas y signos rapanui. Respecto a los grafemas realizados por los pascuenses en el manuscrito español de 1770, Rjabchikov publicó en Krasnodar (Rusia) en 1993 un artículo en ruso titulado: O datirovke rapanuyskikh doshchechek.

Rjabchikov comienza la lectura en sentido horizontal empezando por el grafema del tangáta mánu y después los grafemas de la segunda y tercera línea empezando por la izquierda. Según su clasificación de grafemas la lectura es:

                  44                                                             Kena

14 -1-30-53                                              Hau (a) Tiki Ana Maro

17-51-54 -26- 59-10/50- 74-74              Teke Kai-Makahi/Makai (a) Tinitini

En otro texto la primera y última línea las transcribe como: Taha (Kena) y Teke Kaimakahi (KAHI) Tinitini Roa.

Su traducción en inglés es: “(Tribal union) Kena. The chief of (the solar god) Tiki – Shine-Solstice. The supreme chief Kai-makai (the chief) of the Crater of the Volcano (= Rapa Nui)”.

Esta traducción desconcierta y deja atónito a cualquier estudioso del tema, pues en nada tiene que ver con las traducciones recogidas anteriormente. Aquí, según Rjabchikov están los nombres de los tres jefes o ariki que signaron el documento español, que recuerda  lo escrito anteriormente por Harrison.

Mi opinión es que las tres versiones de traducción son simples hipótesis cuyo rigor científico habrá que resolver con mucha precaución para certificar o negar el resultado positivo o negativo de la interpretación correspondiente. Pero hay que resaltar un aspecto bien claro, la diferencia notable de la traducción e interpretación de los signos por personas de origen rapanui y la de un investigador o investigadores extranjeros, que se basan en grafemas de escritura clásica.

Rjabchikov es uno de los investigadores que más artículos ha publicado sobre los rongorongo en los últimos años, unos ochenta, y en eso merece nuestra admiración, pero otra cosa muy diferente es que todos sus trabajos sean admitidos como correctos por el ámbito académico y por los analistas de la escritura pascuense. Muchos estudiosos del tema por desconocimientos de la lengua rusa ignora el fondo de sus transcripciones y son escépticos ante tanto trabajo publicado. Actualmente pueden leerse muchos de sus artículos en inglés en las páginas de Internet, sin embargo es de la propia escuela rusa donde tiene las mayores críticas a sus trabajos. Es curioso seguir su trayectoria para ver rápidamente en muchos grafemas la relación mitológica polinesia, generalmente acompañada con los astros y fenómenos atmosféricos (sol, luna, estrella, mar, lluvia, fuego, brillo, etc.) y nombres de presuntos ariki o topónimos de Rapa Nui. Sinceramente admiro su buena voluntad y constancia en este trabajo, pero de momento no veo claro que sea una traducción correcta. Como ejemplo de sus traducciones está el documento de Tomenika “He timo te ako-ako«. Rjabchikov basándose en algunos grafemas de las tabletas: la pequeña de Santiago y la “échancrée”, además de la piedra de “Gillies” indica que “is a religious text which tells of the annual puberty rites”, es un texto religioso que cuenta los ritos anuales de pubertad, mientras que su colega Fedorova la trascribe como una ceremonia agrícola.

Rjabchikov desconoce o no tiene en consideración el cuaderno de cantos de Kiko Paté donde las palabras rapanui aparecen agrupadas en morfemas y el texto pascuense “He timo te ako-ako …” es traducido como “Los cantores (guerreros) ensayan cantos, los cantos (rezos) son esos, etc.”. El taóte” Campbell escribía sobre este texto que “se trata  aquí de una expresión aculturada basada en episodios de la pasión de Jesús”, que también es errónea y nada tiene que ver con el texto tratado, puesto que la traducción última basándose en el texto de Gabriel Veri-Veri, realizada por uno de sus descendientes Clemente Hereveri Teao y publicada en un muy interesante trabajo de Lorena Bettocchi, es la más correcta. La traducción libre en castellano es así:

«Timo:

La gran recitación de los signos nos venía del pasado, de la tribu de Tu’u. Ella nos hacía revivir la época de los kakapa, pájaros elegidos y pollitos punaka ofrecidos a los iniciados. Ellos anidaban en la séptima bahía, la del hombre ​​Tea, coronado con plumas y viviendo en una cueva muy oscura.

Que los Atua estén con todos ustedes juntos: O’nga celebraba el conocimiento de nuestro antepasado Pará, que vino de Hiva. El sabio Para sabía construir las canoas, nuestro canto le honra.

Que el sonido del pu os trae todo el mar. Que rueden las percusiones en la salida del sol sagrado. Los signos entonces y  volaran hasta nosotros en el rojo sol. Y Timo vendrá, unirá a los suyos … con cada flor de primavera cuando las chicas desaparecen en el camino de la playa sagrada”.

Se refiere a una recitación de finales del siglo XIX donde se narra de una forma simple la fiesta anual del rongorongo que comenzaba en la primavera, al amanecer se conducía a las jóvenes neru a su cueva.

rongorongo

Versión de la dirección de lectura del texto de Tomenika, según Campbell.

Con esto, vuelvo a insistir que ya a finales del siglo XIX los conocimientos de la escritura clásica estaban perdidos y sólo quedaban muy pocas personas que tenían  ligeras nociones de esos signos, que añadidos a los nuevos de este tipo degenerativo hicieron aparecer otros textos y narraciones debido a la aculturación cristiana. 

 Escritura tardía.

Otro tema a tratar dentro de la escritura jeroglífica pascuenses es el de los signos tardíos en tabletas ika, piedras, papel, etc. Aquí los investigadores tienen un amplio campo todavía sin estudiar sobre el origen y proliferación de los cuadernos en diferentes tipos de papel aparecidos a final del siglo XIX y principalmente a principios del siglo XX, similares al del obispo Jaussen de 1868 que recogió unos 550 signos descritos por Ure a Toro (Metoro). En ellos están recopilados signos y textos en rapanui de este tipo de escritura degenerativa en los últimos ciento veinte años. Aquí sólo voy a referirme superficialmente a los signos grabados en las tabletas en forma de pez que yo conozco, y por supuesto “traducidos” muchos de ellos por Rjabchikov.

Según la catalogación de François Dederen existen varias tabletas en madera con forma de pez “ika” en diversos países del mundo. En el Field Museum of Natural History de Chicago hay dos, la primera tiene la signatura 273245, con unas dimensiones de 27,7 x 10 cm., con un espesor máximo de 1,8 cm. y unos 30 grafemas en escritura clásica y ta’u. La segunda se corresponde al número 273243, de 48,8 x 10,6 cm. y  4 cm de espesor, Dederen no señala los signos porque no tiene información del Museo. Incluye también dos tabletas pertenecientes a Titayna y Sophie Carlson, las cuales vivían en Papeete (Tahiti), en 1926 o 1927, pero desconoce si tenían signos grabados. El Museé de Tahiti et des Iles, en Punaauia (Tahití), conserva una tableta ika de 47,8 x 16,7 cm. y 3,8 cm de espesor, con 5 líneas de grafemas 50 en el anverso y 47 en el reverso. Los grafemas son clásicos y también de escritura tardía. En el Museo de  Royale d’Art et Histoire, Bruselas (Bélgica), hay una pieza con el nº 35-5-234, de 24,8 x 8,8 cm, y un espesor máximo de 1,5 cm. Contiene dos líneas con 16 grafemas en el anverso y 3 grafemas en el reverso, con escritura degenerativa tardía. En el Museo de la Merced de Santiago (Chile) hay una talla en forma de pez, más moderna que los ejemplares anteriores, tiene unas dimensiones de 6,2 cm. de alto y 39,6 cm. de largo y está catalogada con la signatura  MLMS 32.16 D. En una de sus caras hay  24 grafemas en tres líneas (7+8+9), y en la otra 18 en dos líneas (10+8). La tableta ika de Madrid, tiene unas dimensiones de 39,3 x 12,3 x 1,8 cm., con 4 líneas y 27 grafemas en la cara del anverso y 3 líneas con 21 grafemas en el reverso.

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 Signos degenerativos rongorongo en la tableta ika de Madrid.

En todas ellas hay representados grafemas del tipo clásicos de las kohóu rongorongo, no obstante hay otros muchos signos que son tan degenerativos que la mayoría de las veces no tienen comparación alguna con los anteriores, añadiendo además los que son de escritura ta’u o va’e-va’e. ¿Cuál es la causa de esta escritura? Las personas que empezaron a utilizar estos signos no eran expertas en la escritura rongorongo, y es posible que conocieran el significado nemotécnico de alguno o algunos grafemas, pero valiéndose de este tipo de escritura degenerativa compusieron unos textos con matices integrados en la religión cristiana o con una fase generacional de leyendas o cantos polinésicos conocidos por cierto número de personas de esa época específica.

Es preciso también recordar que durante la primera mitad del siglo XX es cuando muchos estudiosos de tema de las kohóu rongorongo hacen una clasificación de las tabletas en dos grupos: verdaderas y falsas. Actualmente, y esta es mi opinión, hay que mantener esta clasificación, pero especificando o matizando un cambio en los siguientes detalles.

Hay unas tabletas con una escritura jeroglífica hermosa, la que denominamos clásica, que pertenecen al grupo de las que comúnmente se denominan como verdaderas y son las que han sido estudiadas y catalogadas desde un principio por diferentes autores como auténticas. En frente de este grupo hay otro que emplea el mismo diseño o formato de madera, “reproduce” o “imita” toscamente esta escritura clásica con similar número de signos que las anteriores. Es a este grupo, al que es obligatorio denominar como falso. Después existe una serie de tabletas y objetos, de diferentes formas, entre los cuales están incluidas las tabletas de tipo ika, los rei-miro, calabazas, piedras grabadas, etc., con signos relativos a ese periodo final del siglo XIX y principios del siglo XX donde destacan estos signos degenerativos, que en unas piezas se aprecian más que en otras, debido al autor que los grabó y a la herramienta que utilizó, especialmente en los grabados en piedra. Por supuesto, en este grupo existe también una serie de ejemplares que son falsos al representar una parte de texto de escritura clásica de las verdaderas tabletas, pero con signos degenerativos, y otras que pueden tener signos grabados al azar, con el único motivo de venta.

Punto y aparte merecen los marchantes y anticuarios “entendidos” en tabletas y escritura rongorongo de Pascua. Aunque no se debe generalizar, muy pocos (pueden contarse los dedos de una mano y tal vez sobran dedos), son los especializados en tema de tabletas. La ignorancia que tienen es sorprendente, no sólo del arte pascuense sino del entorno histórico y mitológico que rodea a la pieza con la que especulan. Si una persona les pide alguna prueba o dato sobre las tabletas  las barbaridades que dicen asombran al más profano. No es extraño que haya  verdaderas estafas en la venta de estas piezas a personas que desconocen la historia de Pascua y el desarrollo de su escritura jeroglífica.

Volviendo al tema anterior, generalmente los ejemplares de este segundo periodo tienen un número de grafemas mucho menor que las denominadas clásicas, que sería el periodo del siglo de oro de la escritura pascuense. Es en este periodo tardío cuando yo creo que todavía se puede tener cierta esperanza de hacer una traducción más o menos coherente, con los posibles textos que se puedan traducir. Ello ayudaría a  intentar la traducción de la escritura clásica rongorongo.

Hace años el “taóte” Campbell insinuaba este proceso de estudio y pienso que se debe reconsiderar como uno de los pasos con cierto fundamento a seguir. Hay que partir de esta última escritura para intentar comprender la primera, y no a la inversa como siempre se ha hecho, sin olvidar por supuesto el estudio de la primera.

La representación de grafemas de esta época se debe basar, además de la trascripción de los signos, muchos de ellos recogidos en los cuadernos de escritura (de los que había fotocopias en el Centro Cultural hace un par de años y que actualmente han desaparecido) de Metoro-Jaussen, Tomenika, Gabriel Hereveri, Esteban Atan, Elias Pakarati, Juan Haoa, Aron Pakarati, Timoteo Pakarati, etc., en:

1) leyendas y tradiciones rapanui y de otras islas polinésicas;

2) cantos polinesicos;

3) juegos kai-kai.

4) tema religioso cristiano.

5) historia y leyendas de la isla de Rapa.

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Diferentes tipos de tabletas ika, con escritura tardía rongorongo degenerativa.

El fallecido profesor Barthel con su obra Grundlagen zur Entzifferung der Osterinselschrift fue uno de los pioneros en el intento de traducción de las kohóu rongorongo. Actualmente hay unos algunos grupos que siguiendo sus huellas están trabajando con ordenadores para secuenciar y distinguir los grafemas de todas las piezas clásicas hasta ahora catalogadas. Los franceses del C.E.I.P.P., cuyo miembro Jacques Guy es una de las personas que más claro tiene los conceptos  de la estructura clásica pascuense y que con buen criterio afirma que la tabla de signos de Ure a Toro (Metoro) recogida por Jaussen, no debe ser usada como ejemplo a seguir, pues tiene abundantes errores. Otro grupo es el de la famosa escuela rusa con el fallecido Yuri Knorozov, Nikolai Butinov, Konstatin Pozdniakov e Irina Fedorova, esta última investigadora trabaja también en la trascripción y desciframiento de las tabletas del segundo periodo, dando unos resultados muy creíbles, especialmente cuando se refiere a leyendas o temas agrícolas, y por último a escala individual diversos investigadores como Bianco, Vignes, Fischer o Rjabchikov, siguen aportando nuevas hipótesis, especialmente los dos últimos que han tenido que soportar multitud de controversias a sus traducciones.

Estoy observando que aquellos grafemas del tipo “quironómo”, denominados así por los investigadores de la escritura jeroglífica egipcia, son tratados de diferente manera según se trate de escritura clásica o de escritura tardía rapanui. Sólo basta ver el Corpus Inscriptionum Paschalis Insulae y los grafemas que aparecen en los diferentes cuadernos de los pascuenses de principios del siglo XX, siendo una de sus fuentes principales las personas que se encontraban en la leprosería. Así tenemos que para ellos era fácil interpretar por ejemplo estos dos signos “quirónomos”: koro kai: “invita a la fiesta” o tangata óho ki te koro: “el hombre va a la fiesta”, sin embargo diferente sentido tienen en el Corpus, correspondiendo a los números 378 y 381/382/384 respectivamente.

   koro kai                tangata óho ki te koro

                     (invita a la fiesta)         (el hombre va a la fiesta)

    

Hablando hace años con el profesor Barthel y con el doctor Campbell llegamos a la conclusión de que en los grafemas de tipo nemotécnico cada lector podía interpretar a su manera (añadiendo o restando) el texto tratado y por eso la extensión de cada salmo o canto dependía de los conocimientos y sabiduría del lector.

Por tanto es necesario que los investigadores vuelvan a retomar las fuentes religiosas, de los cantos, de leyendas polinesias, de la vida social, etc., que discurría a final del siglo XIX para intentar obtener algunos datos que permitan relacionarlos con esa escritura tardía que abriría una puerta al enigma de la escritura clásica rongorongo.

Signos de escritura clásica rongorongo

rongo 08

Signos de escritura ta’u, del escrito de Tomenika.

rongo 10

Signos de escritura rongorongo tardios y degenerativos.

rongo 11Escritura rapanui degenerativa en un cuaderno de Juan Haoa, fotocopiado por Heyerdahl

BIBLIOGRAFIA

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Francisco Mellén Blanco (Avilés, 1941) es historiador, Académico correspondiente de la Académia de Historia Naval y Marítima de Chile, miembro de honor y ex Presidente de la Asociación española de estudios del Pacífico. En 1983 obtuvo el Premio de Cultura Hispánica con la obra Manuscritos y Documentos Españoles para la Historia de Isla de Pascua. Ha sido también premiado en el año 2006 por el Australasian  Hidrographic Society por sus trabajos en el área del Pacífico. Entre sus libros están  Españoles en Tahiti, traducido al francés, el Catálogo de Armas y artefactos del Pacífico  del Museo Naval de Madrid y El Museo del Ejército y su colección de armas y artefactos de las Islas del Océano Pacífico. Director de diversos cursos  sobre culturas  de países del área del Pacífico, y Comisario de la exposición en el 2006  de ‘ Las Expediciones  españolas  en el Pacífico Sur del siglo XVI al XVII, en el Australian National Maritime Museum de Sydney.  Participó en la  expedición ‘ Operación Rapa Nui’  en 1975 , y fue nombrado miembro de honor de la expedición Diving Investigation Scientific Rapa Nui 270.

Enlaces de Interés:  1.- Las expediciones marítimas del virrey Amat a la isla de Tahiti 1772-1775: Manuscritos españoles del siglo XVIII 2. – Los primeros viajes españoles en las islas Tuamotu 3.-  El legado arquitectónico de origen español en Micronesia 4.-  Españoles en las Islas del Pacífico  

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