En las Islas Samoa el desarrollo y mantenimiento de las antiguas técnicas artesanales se encuentra estimulado por las ceremonias tradicionales y los rituales sociales, siempre motivo de grandes fiestas, celebraciones e intercambio de bienes. Las gentes viven cercanas al mar y a la tierra que les vio nacer, en estos lugares es precisamente, donde la artesanía encuentra los recursos necesarios para su inspiración y creación.Todo ello refleja la estrecha relación del hombre del Pacífico y la naturaleza. La producción de objetos realizados en pandano (Pandanus species) y otras fibras naturales, extraídas mayoritariamente de los cocoteros y el hibiscos o fau (Hibiscus tilaceus), es muy laboriosa. El trabajo requiere no tan solo muchas horas sino también, de extraordinaria habilidad y paciencia. Las mujeres, auténticas protagonistas de la creación de estas obras de arte. Aprenden las técnicas desde muy pequeñas; trabajando en grupo y para hacer más llevaderas sus tareas, cuentan historias (fagogo), charlan, gastan bromas, bailan y cantan. Los diversos materiales empleados difieren en colores y textura, abarcando objetos de cestería, sombreros, bolsos, adornos, indumentarias y artículos domésticos y de trabajo.
Las artes tradicionales continúan manteniendo su función original e importancia como componente indisoluble de la sociedad. La siapo configura, junto a las esterilla (i’e toga) tejidas en pandano (Pandanus species), la posesión más preciada que, pueda tener una familia. Al mismo tiempo constituye un ejemplo extraordinario de la expresión artística de las islas del Pacifico, elaborada a partir de elementos esencialmente naturales. En ninguna celebración o ritual esta ausente. Esteras y tejido de corteza interior de la morera son bienes que forman parte de la toga o unidad familiar femenina, mientras que los bienes de los hombres, con los que se produce el intercambio, pertenecen a la oloa. En la mayoría de pueblos de Samoa, justo en frente de los fale o viviendas tradicionales, las mujeres ponen a secar al sol las largas y espinosas hojas del pandano (fala), disponiendolas enrolladas “ como la luna” (fa’amasina) sobre el suelo. Según la tradición samoana de Manu’a en Amerika Samoa, la primera mujer en llevar una esterilla enrrollada a su cintura fue Sina esposa de Pili, quien organizo politicamente la isla de ‘Upolu en el año 900, conociendose desde entonces este tejido vegetal como ‘ie sina.
La siapo es producida mediante el tratamiento manual de la corteza interior del árbol de la morera o u’a (Broussonetia papyrifera). Una vez extraída se pone a secar al sol, para más tarde y durante toda la noche dejarla en remojo. A la mañana siguiente es tratada en piezas separadas.Disponiéndola sobre una estructura de madera estrecha y alargada y de superficie plana, son golpeadas continuamente con un mazo de madera. Una vez aplanadas las cortezas, las mujeres dormirán sobre ellas para hacer desaparecer los pliegues y arrugas. El siguiente paso será darles forma cuadrada y unirlas unas a otras mediante un pegamento natural (masoa).
El tamaño de la tapa dependerá de las necesidades o destino de su función (en Tonga, y en el grupo de las islas Lau, en Fiji, alcanzan en muchas ocasiones proporciones gigantescas). La siapo es llevada envuelta alrededor de la cintura por los ali’i y tulafale o en la forma de cinturón (fusi). Antaño el diseño de los modelos era realizado mediante cuerdas de fibra de coco y plantillas confeccionadas con hojas de pandano. Hoy la decoración de la corteza se realiza a partir de planchas de madera sobre las que están tallados los diseños o upeti. Estos delicados textiles vegetales también son pintados a mano alzada. Leala E. Pili y Rex, del Amerika Samoa Council on Arts, Culture & Humanities son expertos en esta materia. Momoe Malietoa Von Reiche, en la Madd Gallery de Apia, trabaja con la corteza de la morera, combinando elementos tradicionales y contemporáneos. El arte textil de la siapo entró en deshuso en Amerika Samoa en la década de los cincuenta y sesenta, con la llegada masiva de la influencia americana. Mary Pritchard experta tradicional en la técnica llevó a cabo un enorme esfuerzo para su conservación, perpetuación y desarrollo. Hoy sus hijas continúan su labor, preservando este arte para las generaciones futuras.