Para los maori las toi moko o cabezas tatuadas y momificadas son un tributo póstumo de una tribu o clan a su guerrero mas prestigioso. En su origen era una practica ritual que la codicia y la curiosidad morbosa de los viajeros y coleccionistas europeos se convirtió en un objeto de comercio. Una quincena de toi moko se encuentran en Francia en el Museo Quai Branly en París y en museos y centros de investigación universitarios especializados en arte africano y oceánico en Nantes, la Rochelle, Rochefort, Dunkerke, Rouen, Lille, Marsella, Lyon y Montpellier. El rasgo más distintivo entre las diferentes clases sociales maori era el ta moko o tatuaje facial, grabado en el rostro de los nobles. Los tohunga ta moko se encontraban entre las clases privilegiadas y eran muy respetados por todo el pueblo. Un ta moko representa el mana o la fuerza espiritual del individuo. Su práctica no fue prohibida con la presencia misionera, como ocurrió en otras Islas del Pacífico Sur, si no por el intenso tráfico de cabezas tatuadas llevado a cabo por los comerciantes occidentales. Las iwi maori asaltaban poblados para hacerse con las cabezas tatuadas, que luego intercambiaban por armas que utilizaban en las luchas tribales. Llegó un momento en que los individuos eran tatuados con la sola intención de arrancarles la cabeza, para intercambiarla por fusiles.
Se ruega tratar esta imagen con respeto.
Los maori preservaban las cabezas (pakipaki) principalmente por dos motivos; al no poder trasladar los cuerpos enteros de los jefes de alto rango fallecidos o asesinados durante misiones militares en territorio enemigo, debido a las largas distancias, se les cortaba la cabeza para llevársela consigo. Se preservaba, de esta forma, su aroha (amor) y su poder espiritual. Por otra parte eran consideradas como trofeos de guerra y acto de humillación del enemigo.
Cuando se inició el contacto con los europeos el ta moko se encontraba en su máximo esplendor, los dibujos eran marcadamente curvilíneos y el diseño general era el resultado final de la combinación de motivos escultóricos y pictóricos. La máxima expresión del arte maori fue la escultura, otorgando el mismo refinamiento y perfección a los objetos más pequeños como a las waka (grandes canoas de doble casco) o las whakairo o casas talladas emplazadas en los marae.
Si el proceso parlamentario se lleva a cabo, las toi moko deberán ser restituidas a las autoridades competentes de Aotearoa Nueva Zelanda. En 2007 la villa de Rouen decidió devolver una cabeza momificada que se encuentra en su Museo de Historia Natural de un gran jefe maori al Te Papa Museum , creando polémica y la oposición del entonces ministro de cultura Christine Albanel, alegando que por la misma razón deberían restituirse todas las momias a Egipto.
A finales de junio de 2009 el senado francés se pronuncio unánimemente en favor de la devolución de las cabezas tatuadas maori en razón de que no constituyen objetos de arte sino restos humanos, a finales de abril del presente año si se confirma el voto del senado por la Asamblea Nacional del Parlamento Trances las toi moko regresaran a Aotearoa Nueva Zelanda.