Morning Comes So Soon (2008) es la primera película realizada en la República de las Islas Marshall. Aaron Condon y Mike Cruz, profesores voluntarios del Catholic Assumption High School de Majuro, junto a organizaciones juveniles sin ánimo de lucro y con una beca de la UNESCO son sus directores. Una historia de amor entre adolescentes nos trae la realidad del siglo XXI en la remota Micronesia. Leban (James Bing III) un muchacho nativo se enamora de una adolescente china, Mei-Lin (Ting Yu Lin), que trabaja en la tienda de su madre sin embargo esta relación amorosa no hará más que suscitar el racismo de sus amigos y el recelo de la familia de la novia. La película está rodada en el idioma local, chino e inglés. Fue estrenada por primera vez en julio de 2008 en el Pacific Islands Film Festival en el Design Center de Honolulu (Hawai’i).
Majuro, donde transcurre Moorning Comes So Soon, es uno de los veintinueve atolones que conforman esta nación de 1.225 islas y que Robert Louis Stevenson consideró la “Joya del Pacífico”. Hoy es un anillo coralino urbanizado, isla capital, que parece más un suburbio empobrecido de Los Ángeles que una tierra idílica perdida en el Pacífico. La laguna de Majuro posee 295 km² sin embargo su superficie terrestre repartida en 64 islas de coral tan sólo suponen 9,7 km² que acogen una población de unas 26.000 personas, un hacinamiento presionado aún más si cabe por la reciente inmigración china. Basuras, desperdicios y escombros bordean la laguna desperdiciando un escenario tropical sublime y un entorno natural insustituible. Bajo las palmeras cocoteras el paisaje se transforma en una sucesión de comercios, pistas de baloncesto y destartaladas escuelas donde se agolpan cientos de estudiantes el calor en el exterior es ya de por sí sofocante, por lo que rayos solares apuntando a los techos de hierro galvanizado, convierten a los centros educativos en lugares difícilmente soportables.
Habiendo sustituido los usos y costumbres tradicionales por la imposición de los valores occidentales que ha traído la presencia militar americana, la juventud deja pasar los días sin nada que hacer y pocos lugares a donde acudir. El desempleo es ya una enfermedad crónica. Atrapados entre dos mundos, a ninguno de los cuales parece ser que sean capaces de adaptarse, los jóvenes lideran los índices de suicidios más elevados del mundo. En la depresión y la incomunicación familiar se encuentran las razones de esta deriva juvenil hacia la catástrofe.
La juventud parece no encontrar significado a su vida. La herencia dejada por los americanos ha hecho inviable la cultural tradicional a golpe de átomo y coca cola. Los habitantes del lugar ya no cultivan sus huertos y apenas se dedican a la pesca. Tan sólo la industria de la copra genera ingresos en un escenario de indefinido colapso económico. Las madres llegan a alimentar a sus hijos con refrescos, patatas fritas y donuts. Prácticamente todos los alimentos son importados, comida enlatada y dieta que provoca un altísimo porcentaje de diabetes, hipertensión y ceguera. La economía está basada en el pago que Washington efectúa por la utilización de Kwajalein y otros atolones para uso militar. Los habitantes de estas islas han sufrido efectos físicos y sociales irreversibles, en la actualidad la cultura de los atolones de Majuro, Rongelap, Eniwetak, Bikini y Kwajalein ya no es viable… Los micronesios fueron programados deliberadamente por los americanos para dejar de ser lo que habían sido antes, privándoles de su modo de vida tradicional, convirtiéndoles en conejillos de indias con sus pruebas nucleares y consumidores de productos de supermercado. Los efectos psicosociales, como no podía ser de otra manera, resultan traumáticos.
La protección de los derechos y libertades fundamentales prometida por el Gobierno de los Estados Unidos apenas quedó en nada, las islas fueron únicamente contempladas como parte de sus recursos estratégicos y como campo de pruebas de armamento nuclear. Hoy, otra amenaza viene a sumarse a la cruel historia que el destino parece haber guardado para estas hermosas islas, el cambio climático provocado en mayor o menor medida y entre otros países, por los Estados Unidos.