En la cultura tradicional de las Islas Fiji, como estudió Marshall Sahlins, la muerte y el canibalismo eran aspectos centrales de una economía local del poder político. Un mito local vincula la llegada de un apuesto extranjero con el fin del incesto y el canibalismo endógeno. En adelante, los jefes serían de linaje extranjero, pero otros hombres, entregados a cambio de esposas, serían devorados. El principio se designo como intercambio de “mujeres crudas» por «hombres cocidos”, un claro enlace de los dos aspectos del intercambio.
En las islas Fiji las víctimas se conseguían mediante la guerra, frecuentemente a través de aliadaos extranjeros a los que estaban ligados mediante el matrimonio, es decir, destinatarios de “mujeres crudas” que tenían que entregar a cambio “hombres cocidos” para ser devorados. El propio jefe, también de origen foráneo, había recibido mujeres de los nativos y también tenía que devolverles carne humana. En varios rituales se asocia al jefe con las víctimas o con el consumidor supremo, el dios de la guerra. La mayoría de los propios jefes acababan siedo asesinados y devorados.
Dancing on the Grave
Nigel Barley